Cecilia les da vida, como si esculpiera, a estas mujeres de arena, se compenetra no sólo de sus mundos interiores, sino también de su paisaje, de sus emociones e impulsos y, al mismo tiempo va recortando con su segueta las figuras masculinas. Costumbres, religión, comercio, organización familiar surgen como por encanto, sin afán descriptivo ni alardes eruditos.
Bajo su dulzura y femineidad las mujeres bíblicas ocultan personalidades férreas y no vacilan en cometer crímenes políticos insospechados, como todo crimen político, al servicio de su pueblo, la causa, la idea, los principios.
SELLO EDITORIAL:
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