
Cuerpos Líquidos, ópera prima de Juan Carlos Medina, poetiza a galope por la pregunta que le da rumbo a este canto; pregunta a distancia del método, para el correcto despliegue de estos poemas: un yo trashumante de su propia memoria.
Toda literatura baraja principios éticos y estéticos, y es por esos recovecos por donde se diluyen estos cuerpos, entre montañas, ríos, avalanchas, cuerpos roñosos, convertidos en agua (no se puede no advertir nuestra historia reciente).
“Escribimos libros porque tenemos miedo” dijo el poeta Félix Grande. Aquí el miedo es decantado en ciclo natural, en memoria frágil como vasija replicas audemars piguet: Un silencio irreconocible de la soledad, una eternidad dentro de la misma eternidad. Espacio textual que tiene como virtud mostrar elementos vitales, que están invisiblemente a la mano, que forman parte de nuestras propias vidas, desencantadas y/o hastiadas de nuestro propio reflejo.
En la bravura de la seca hoja por la rendija de la ulterior puerta la tierra vuelve a parir.