En esta segunda entrega de Escupitario. Ediciones Campvs tiene la satisfacción de su reedición.
Escupitario, el Iquique Tradicional y los años sesenta-setenta conforman un guiño fotográfico del puerto.
Juvenal Jorge retrata los personajes populares que acompañan su historia adolescente, el Iquique como cudad abúlica, pobre, con una actividad económica determinada por la pesca, que por sobre todo tenía el peso de la historia del barrio y la pobreza digna, que siempre nos determinó como iquiqueños.
En esta historia alocada, de hitos históricos, de temblores, de mitos y playas hermosas, aparece la pluma de J.J. Ayala, quien conoce a la perfección su puerto querido, y lo relata con la misma intesidad con que lo ha vivido, porque ha ejercido entre otros, el oficio de pescador, de noctámbulo, de eterno enamorado, de vecino, de parrandero, – no olvidando lo pendenciero- que le dio la premisa de la calle y la autoridad para contarnos, con el ímpetu de la iquiqueñidad, las historias sabrosas de tanto personaje que vagaba por las calles del pierto, llevando en sus sacos, en sus canastos con dulces, o simplemente en sus pies heridos de tierra, parte del anecdotario que nos hizo ser la República de Iquique, Tierra de Campeones.
La poesía de Ayala está impregnada de esta nortinidad, y como es un guajache, aunque emigre, siempre los cerros presurosos y la camanchaca aparecerán en su nostalgia de este Iquique añoso, de tanta tragedia y carnavales que nos hace peculiares en el concierto de la chilenidad.
Ayala canta el Iquique de los setenta, al Iquique benigno, ingenuo, sin el maquillaje de esta “modernidad”, cuando las calles podían ser caminadas y andaban también por ella, sin afanes, la Vieja de los gatos, el Patecuete, el Chilenito, Cayo-Cayo y otros personajes que le daban a puerto ese tinte humano de miseria y bonanza interactuando.

SELLO EDITORIAL: Ediciones Campvs,