
En su persistente y arduo, como sistemático escribir, Vera-Pinto refleja desde la historia del
Yo familiar, esa misma historia que Pierre Villar (2008) describe como egohistoria. Revela
la memoria frente a un hecho que cada vez más pasa al olvido, como fueron los sucesos de
1947, conocidos como la “Ley Maldita”. Ley que es parte de un contexto tan lejano para los
estudiantes de hoy, como la Guerra Fría, siendo que nosotros fuimos partícipes y actores;
mas, en la actualidad, estos hechos y pasajes son preguntas de pruebas de la asignatura de
Historia Universal para la juventud del siglo XXI.
La obra en sí misma invita a pensar en las formas históricas de la época. No es menor su
contexto atávico en lo ideológico y hasta sísmico en los diálogos; la orden de persecución de
González Videla entre el juego dominó, señalando el padrón de lo cotidiano de la vida del
hombre y la mujer común.