
Durante el VII Congreso de Arqueología Chilena (Talca, 1977), dos arqueólogos arribados de lugares distantes se confidenciaron sus convicciones en torno al rol relevante que en el pasado y aún en el presente, había alcanzado el manejo caravanero de llamas a través del mundo andino del sur. Esta «movilidad giratoria» dio lugar a un ensayo (1979) que muy pronto se agotó, motivando esta nueva edición sin actualizaciones ni adoctrinamientos. Aquí se reitera un viejo llamado hacia una arqueología revelada a través de gentes y recuas en constantes movimientos complementarios que articularon la diversidad social, ambiental, económica y ritualística de los Andes Centro-Sur (sur Perú, sur Bolivia, norte Chileno, Noroeste Argentino.