Amante Adán zarpando a cuestas de un caracol naciente
El autor de Amante Adán zarpando acuestas de un caracol naciente, desde el principio asume su condición de Creador para que – merced a sus lucubraciones- los hombres, desde la A hasta la Z, puedan asomarse a una problemática existencial. Agitará verdades, no cualesquiera, sino las que por propias, avalan el estilo de un hombre de letras con sólido arraigo en su tiempo. «Amante Adán», sujeto poético de esta obra, es la unidad absoluta, una y única, que da efectividad al juego literario. Se trata del Hombre por antonomasia. Adán en su entorno edénico del sexto día de la Creación y, ¡oh, la magia literaria!, padecimiento ya su polémica e ineludible soledad-orfandad incrementada por un existencialismo amoroso anonadante. Dios pasaba por el tamiz al hombre y sus contradicciones
